Subimos al todoterreno de Paul entusiasmados y el coche salió dirección al destino, el tráfico de la ciudad ya era a estas horas bastante elevado y nos pillo algún que otro atasco, a mi no me importaba miraba por las ventanillas todo lo que se movía, no quería perderme nada de la vida cotidiana, pasamos la gran urbe financiera y yo no quitaba ojo a los imponentes edificios, ya en las afueras no podía dejar de mirar por la ventanilla, salvo cuando a Paul le daba por dejar escapar alguna flatulencia... Luego ya en caminos rurales decidimos parar en una especie de supermercado a comprar víveres para la jornada de hoy ya que lo que habíamos comprado la noche anterior en el Seven Eleven se nos antojaba escaso, tras una rápida compra reanudamos el viaje por carreteras secundarias.
Como la mayoría sabréis la Gran Muralla China se construyó a lo largo de siglos, concretamente desde el siglo V a.c hasta el siglo XVI d.c para proteger el Imperio Chino de los ataques nómadas procedentes de Mongolia y Manchuria.
Contando toda su extensión se calcula que aproximadamente tiene unos 8850 km de largo, e iba desde la frontera con Corea justo en el río Yalu hasta el desierto del Gobi en la parte noroccidental de China y era custodiada por mas de un millón de soldados, es a su mismo el mayor cementerio que existe ya que durante su construcción perecieron mas de 10 millones de chinos que fueron enterrados en ella o en sus inmediaciones. Una obra colosal, absolutamente impresionante y de una magnitud impensable para aquella época.
Hoy en día pocos tramos se conservan con todo su esplendor, como cada tramo se construyo con materiales de la zona en la que se encontraba algunos han sucumbido al paso del tiempo y a las inclemencias mas rápido que otros, aunque también la mano del hombre ha tenido que ver ya que muchas partes de la muralla han servido como fuente de piedras y materiales para la construcción de viviendas e incluso carreteras, luego está el vandalismo que han recibido algunas zonas, así que solo los tramos más turísticos conservan el esplendor de antaño aunque muchos como el comentado de Badaling restaurado totalmente para el turismo se hace algo irreal, como si de una reproduccion se tratara.
Cruzamos el puente que pasaba por encima del embalse y llegamos a una zona apartada en un lateral, ahí nos cobraron entrada... entrada o peaje, el tramo tenia una señal de que estaba cerrado al publico pero alguien se había encargado de apartarla y cobrar un pequeño peaje a quienes "ilegalmente" quisieran ver un tramo sin rehabilitar. La cantidad era mísera así que pagamos y fuimos conducidos a una zona en la que subiríamos a la muralla... por medio de una escalera de hierro toda oxidada y con una seguridad tercermundista, hacíamos cola para ir subiendo de uno en uno, al menos yo me divertía porque muchos chinos eran bastante inútiles y la subían de forma precaria y hasta graciosa. Cuando llego mi turno la subí sin problema, y al llegar arriba saque la macara dispuesto a inmortalizar el momento, me metí en un torreón cercano, dentro estaba lleno de basura, desventajas de elegir un tramo olvidado, y empece a tomar fotos de la muralla y del paisaje que la rodeaba.
Cuando todos estuvimos arriba Paul se encargó de decirnos lo que íbamos a hacer. El nos acompañaría durante la mitad del trayecto y una vez ahí daría la vuelta sobre nuestros pasos, mientras comíamos, para ir a por el todoterreno y esperarnos en el final.
Seguimos avanzando, al principio la integridad de la muralla estaba perfecta lo que me hace pensar que ese tramo tuvo mantenimiento pero por alguna razón se dejo de restaurar por falta de fondos o algo, el resto de los tramos sobre todo al final están bastante deteriorados y algunos tramos completamente derruidos por lo que hacen que su paso a través de la muralla sea complicado. De ahí que estuviera "cerrado" al publico.
El paseo por la muralla empezó a hacerse duro con las primeras cuestas con un desnivel bastante duro, cuando llegábamos a la cima de cada una parábamos a descansar y a sacar fotos, era normal que en ese momento los turistas chinos aprovecharan para sacarnos fotos de escaqueo, aunque alguno se paraba a preguntarnos, como en el caso de esta familia de chinos que preguntaron a Aitor si podían sacar fotos de su hija con el, aproveche también para inmortalizar el momento y cachondearme después de mi compañero.
Yo seguía mirando hacia adelante y al fondo veía un trozo que subía y subía con un desnivel imponente. Ahí fue cuando Paul viendo lo que se avecinaba decidió que ya era hora de abandonarnos e ir a por el todoterreno, nos indico a lo lejos el trozo de muralla donde debíamos parar, ya que a partir de ahí el trayecto por la misma era muy peligroso y nos dijo que nos recogería en un rato. No sabia nada Paul... la pendiente del trozo que teníamos delante resulto matadora, incluso había un trocito que lo tuve que hacer a gatas... Aitor acostumbrado como esta a la montaña no tenia tantos problemas y pronto empezó a sacarme distancia, así aprovecho para sacarme esta foto cuando llegaba y mofarse de mi por verme con la lengua fuera.
Cuando llegamos todos a la cima nos sentamos a comer, las vistas desde ahí eran imponentes y el grupo de turistas "coreanos que prácticamente nos había acompañado todo el trayecto hizo lo mismo. Después de comer observamos el camino que nos quedaba por recorrer, era bastante cuesta abajo, por fin... pero parecía en bastante mal estado, y así era, esta parte estaba completamente deteriorada con trozos en los que los escalones habían dejado de existir.
Con paciencia y unos mas rápido que otros fuimos bajando y sacando alguna que otra foto, después de un rato llegamos a un tramo bastante complicado pero en el cual había un acceso al exterior de la muralla, decidimos bajar y cruzar esa zona campo a través, para un poco mas adelante retomar la muralla en otro acceso, ahí estaba Paul esperándonos, lo primero que hizo nada mas verme fue pedirme la cámara para observarla, y acto seguido me saco una foto divertido, se extraño al ver el selector de la misma en modo manual, y lo cambió a automático para hacerme otra. Casi todos los chinos que veía con cámaras reflex tenían modelos de gamas bastante altas pero todos tenían el modo automático puesto.
Cuando todos estuvimos ahí nos dejo un tiempo más para sacar fotos aunque ya se le veía impaciente por terminar el viaje, emprendimos entonces el camino de vuelta al todoterreno ya fuera de la muralla, mis compañeros se pararon a coger unos estaños frutos de un árbol de la zona, y poco después llegamos a una finca donde Paul parecía discutir con su dueña que le pidió dinero por atravesarla, al final a regañadientes nuestro guía cedió a darle dinero. Poco mas lejos de ahí se repitió la misma situación con otro campesino... ahí ya no se muy bien si el guía cedió. Nosotros observábamos las situaciones con una mezcla de sorpresa y de divertimento.
Ya en el ultimo tramo del trayecto de vuelta conversamos amigablemente con Paul sobre el resto de nuestro viaje, le contamos nuestra intención de visitar Pingyao, Xian y el Tibet. Y al final llegamos a la carretera general, ahí había una especie de casa-bar, donde nos dijeron que debíamos esperar a que este estuviera de vuelta con el todoterreno, el caso es que debía ser parte del negocio ya que Paul tardo bastante en recorrer una distancia pequeña, ahí nos sentaron dentro de la casa, se veían los futones donde dormían y la mesa donde comían y ahí nos pusieron te, la verdad es que no sabíamos bien si eso era la casa o era el bar y si nos ofrecían te como hospitalidad o tendríamos que pagarlo, de todas formas empezamos a beber y a conversar sobre todo lo que habíamos vivido, después de un tiempo empezaron a llegar mas turistas que se sentaron fuera, y les dieron te, también sin pedirlo.
Mientras comentábamos que seria lo siguiente qe veríamos, decidimos que en lugar de ver las tumbas Ming, iríamos a ver el Palacio de Verano.
Al rato llegó Paul, no sabíamos muy bien que pagar, así que le preguntamos a Paul y nos indicó, pagamos y nos subimos al coche, el viaje de vuelta ya fue menos pintoresco, en el le comentábamos a Paul que nos dejara en la zona del Palacio de Verano, teníamos que aprovechar a visitar lo máximo posible en lo que quedaba de día ya que era nuestro ultimo día en la capital. Cuando por fin llegamos a la zona del palacio de verano Paul se despidió y procedimos a sacar las entradas, era bastante tarde ya así que mucha gente incluso ya abandonaba el recinto.
Una vez dentro decidimos separarnos, Aitor y yo como siempre por una parte y Jose y Noe por la otra, el Palacio de Verano es un parque situado a 12 kilómetros del centro de Pekín, vamos que esta a las afueras de la ciudad, situado a orillas del lago Kunming. Sus 300 hectáreas están repletas de edificios, construido en 1750, el palacio sufrió una destrucción parcial durante la segunda guerra del opio, en 1860, pero durante la vida de la emperatriz Cixi a principios de 1900 fue reconstruido, y utilizado incluso como sede del Gobierno durante unos años.
Nada mas llegar nos dirigimos al Gran Corredor, un gran pasillo de mas de 700 metros de longitud que va por la orilla del lago, este esta techado ya que así lo dispuso la emperatriz para poder moverse aunque lloviera por el recinto, nosotros con las prisas no le prestamos toda la atención que se merecía, íbamos dirigidos a los edificios que se veían en lo alto de la colina.
Sobre la colina de la longevidad se encuentra la Pagoda de Buda, para acceder a ella hay que subir unas cuantas escaleras pero merece totalmente la pena ya que a parte de lo bonita que es, te permite obtener unas vistas magnificas del parque, ahí nos entretuvimos sacando unas cuantas fotos y descansando.
Se hacia de noche y no nos daba tiempo a mucho mas, aun nos quedaba por ver el barco de mármol donde Cixi daba algunas fiestas, este barco es bastante repudiado por los chinos ya que cuando la emperatriz lo construyo se gasto mucho dinero y el barco no sirve para nada ya que obviamente no puede navegar, al fondo se veía el puente de los 17 arcos, que tampoco fuimos a ver de cerca ya que cuando bajamos de la colina ya era prácticamente de noche, y también estábamos bastante cansados, Aitor y yo nos sentamos a orillas del lago mientras observábamos el sol ponerse y decenas de fotógrafos intentando captar el momento, nosotros dos no teníamos un trípode a mano por lo que pese a nuestros intentos no pudimos sacar una gran foto del momento.
Ya de noche intentamos buscar a nuestros compañeros en el lugar donde habíamos quedado pero entre la marea de gente fue imposible dar con ellos, intentamos comunicarnos con ellos por mensajes pero no había manera así que decidimos llamar. Resulta que ellos ya habían cogido un taxi de vuelta al hotel, sin avisarnos así que nosotros queriendo aprovechar un poco más el día decidimos irnos a ver el nido de pájaro en una visita rápida, para luego irnos a cenar, habíamos visto fotos y estaba muy bonito de noche con la iluminación... Una decisión de la que nos arrepentiríamos el resto de la noche.
Al salir del recinto se ve una gran carretera bien acondicionada e iluminada, pero no se ven muchas más edificaciones, Aitor empezó a mirar el mapa por el móvil e interpreto mal el lugar al que deberíamos dirigirnos para coger el metro, empezamos a andar justo en la dirección contraria, cuando llevábamos ya un buen trecho, encontramos una parada de bus, nos pusimos a mirar los mapas pero seguíamos sin ubicarnos, ya un rato después y caminando bastante por sitios apenas habitados llegamos a un punto en el que a pesar de haber gente por las aceras nos parecía que nos alejábamos cada vez mas de la ciudad, fue el punto que llegamos a una autopista, veíamos la ciudad al fondo, pero no había manera de llegar a ella fuéramos por donde fuéramos las carreteras daban a autopista o volvíamos al mismo sitio, como no nos hacia gracia andar por esa zona por el peligro de trafico que representa y como ya estábamos cansados de andar y aceptábamos que nos habíamos perdido, decidimos esperar en una parada de autobús y aunque no supiéramos donde iba, cogerlo y al menos llegar a la civilización ya que llevábamos un buen rato esperando ver un taxi y no pasaba ni uno, al llegar el bus nos subimos dispuestos a pagar, pero el conductor nos indico que no se podía pagar con billetes, tenía que ser con monedas, nosotros sorprendidos intentamos explicarle que nos diera cambio pero el tío no debía de tener, al final me dieron ganas de decirle que se quedara con el billete entero pero como no queríamos hacer esperar al resto de los pasajeros nos bajamos.
Decidimos entonces hacer el viaje sobre nuestros pies, nos daba una pereza enorme pero al rato caminado rápido estábamos ya en la zona del palacio de verano, ahí observamos un atropello, un chino tendido en la carretera gritaba muy fuerte y un montón de gente se agolpaba, durante nuestra estancia no seria el primer accidente que veíamos, lo considerábamos normal viendo el caos del trafico y como los chinos se pasaban por el forro todas las normas de circulación tanto automóviles como peatones. Pasamos de largo y llegamos a la puerta principal, caminamos entonces en la dirección contraria a la que habíamos tomado al principio y a los pocos metros empezamos a observar civilización. En una mezcla entre satisfacción y rabia empezamos a animarnos y poco después encontramos una parada de taxi, cogimos el primero que vimos y le indicamos la zona a la que queríamos ir, no sin dificultades ya que el conductor no tenia ni idea de ingles y además le costaba mogollón interpretar los mapas.
Al arrancar el taxi me recosté sobre el asiento observando pasar decenas de bares, restaurantes, edificios e incluso la famosa parada de metro que andábamos buscando, me dio mucha rabia haber perdido el tiempo de esa manera pero ya no había nada que hacer. Nos metimos de lleno en la zona financiera llena de edificios iluminados espectacularmente, cientos de neones, de iluminación por todas partes. Me apetecía parar y empezar a sacar fotos de la ciudad, pero ya pasábamos de todo, ni siquiera saque la cámara para disparar desde la ventanilla del taxi, estaba agotado y mi compañero Aitor más de lo mismo. Ni el nido de pájaro ni nada mas solo deseábamos cenar e irnos a dormir.
No había manera de indicarle al taxista donde tenia que parar así que después de un rato de medio discusión le dijimos que parara donde fuera, le pagamos y fuimos andando a una calle cercana al hotel bastante comercial y llena de restaurantes de comida rápida que habíamos visto el día anterior, al bajarnos nuestra sorpresa fue mayúscula al ver que la policía y el ejercito hacían acto de presencia por todo los alrededores de al plaza de Tian'anmen y la Ciudad Prohibida, pero a diferencia de los otros días estaban armados hasta los dientes, según escuchamos había habido algún tipo de tímidas protestas en la plaza.
Entramos en la calle comercial y empezamos a animarnos, era sábado, y la juventud pekinesa abarrotaba la zona, empezamos a ver como los jóvenes chinos cada vez copian más el estilo de vestir de los japoneses, todos con los pelos engominados, vestidos a la moda y con ganas de fiesta, móviles por doquier hablando, las chicas igual, todas con el pelo teñido y maquilladas, según andábamos veíamos grupos de ellos incluso a veces nos llamaban para hablar, nosotros un poco maleducados y sobre todo hambrientos pasábamos de todos un poco, buscábamos el McDonals para cenar algo rápido.
Cuando llegamos a el la dependienta nada mas vernos nos saco una carta en ingles, pedimos y nos sentamos en una barra alta para comer junto a más gente, justo enfrente de nosotros había un señor de unos 50 años que rápidamente nos saco conversación en ingles, era iraní y estaba de negocios en China ya que según decía los chinos y los rusos eran de los pocos que querían hacer negocios con su nación, nos pregunto que si eramos suecos, sobre todo porque Aitor tiene toda la pinta y nos comento que su hermano trabajaba en la embajada iraní en Suecia, poco después se despidió educadamente de nosotros, nosotros dimos cuenta de lo que nos quedaba de cena, nos habíamos animado bastante, tal vez al día siguiente tuviéramos que madrugar bastante, tal vez andábamos cansadísimos de nuestra aventura por las afueras de Pekín, pero nos apetecía tomar una cerveza, fuimos a cambiarnos ya que llevábamos ropa de montaña, pero al llegar al hotel y después de tomarnos la ducha, el cansancio se apodero de nosotros y decidimos que ya habría oportunidad de conocer la noche china en otro momento aunque fuera en otra ciudad. Nos metimos en nuestras camas, pensando en que al día siguiente nos esperaba un duro viaje a Pingyao.
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